auto-union-1000s-03Varias  décadas pasadas,  cuando algún  chacarero  quería comprar un automóvil, lo primero que preguntaba al vendedor era: ¿”Este tira en el baro”? Entonces cualquier comerciante avezado, por conocer la idiosincrasia del lugar, respondía  eufórico  que el vehículo ofrecido constituía el medio ideal para transitar  caminos barrosos o en jornadas de lluvia.

Y  un día sucedió con Carmelo, al llegar a su casa un astuto vendedor, que trabajaba para una conocida agencia de la ciudad vecina, Mulero era su nombre,  y de buen talante el individuo. Poco tiempo atrás le habían informado que Carmelo quería comprar un auto usado, pero lo prefería con pocos km  y que alguna viuda haya sido  la única dueña. Por eso, el vendedor traía el verso justo, como un traje a medida. En consecuencia,  entablaron el siguiente diálogo luego del saludo formal:

M-Don, le traje el mejor auto que podría imaginarse para un colono, es alemán; apenas asentado,  gomas y pintura nueva, la chapa es acerada. ¡Flor de máquina, una joya!

C-¿Tiene muchos km?

M-No, muy pocos. Piense, era de una viuda de Rosario, lo usaba solo para ir a misa los domingos.

C-¿“Y tira en el baro”?

M-Uh, éste tira más que un tractor.

C-Si me lo demuestra,  lo compro enseguida y pago al contado rabioso.

M-Bueno, lo metemos de culata en esa zanja y  tiramos toda el agua que quiera, así las ruedas traseras quedan  en el barro. Luego usted se agacha y mira esas ruedas, si patinan 1 centímetros, le regalo el auto.

C- ¡Meta!

Realizaron   los preparativos  cuidando todos los detalles. Al final, ya las ruedas mencionadas bien metidas en el charco; entonces Mulero sube al vehículo, enciende el motor, acelera fuerte y arranca dando un salto, mientras que Carmelo, con el traste para arriba y  mirada crítica,  intentaba ver  si  de  verdad  no patinarían las gomas en el barro.

C-¡Bárbaro,  ni un centímetro patinó, lo compro, carajo!

M-¿Vio que le traje un negocio espectacular?

Se trataba de un automóvil marca DKW Unión 1000 S, con tracción delantera y motor de dos tiempos; los cuales,  en aquel momento, eran detalles técnicos  totalmente desconocidos para la gente de campo.