russian_troops_ngm-v31-p379En la región  se libraban a diario duros combates, el tableteo de las ametralladoras y  los bombardeos eran  intensos, entonces la vida pendía siempre de un hilo. En esos acontecimientos, muchos compañeros fueron alcanzados por una bala o una bomba, a veces mientras estaban charlando, en consecuencia  eran frecuentes los  alaridos de dolor por mutilaciones  y otras manifestaciones convertidas en prólogo de la  muerte. Vivían en el mismo infierno. En uno de esos días, Giovanni estaba dentro del  cráter dejado por una bomba,  era su eventual trinchera, y de pronto escuchó un ruido en el pastizal vecino, por eso  permaneció tieso y aguzó los sentidos, al rato vio aparecer un soldado alemán que portaba un fusil y sigilosamente se arrastraba en la vegetación,  al parecer estaba efectuando un reconocimiento del terreno. Fueron segundos que parecían  interminables, sabía que el mínimo error podría costarle la vida. Entonces, cuidadosamente apuntó con su pistola y gatilló…

Por otra parte, desde la rendición de Italia, el país entero tuvo que soportar una doble acción bélica: una, porque los Aliados atacaban a los alemanes ubicados en todo el territorio de  ese país y otra, dado que los alemanes se volvieron contra los italianos, militares, civiles, niños, mujeres y ancianos, realizando verdaderos exterminios, como sucedió, por ejemplo, el 12 de agosto de 1944 en  la pequeña población de Sant´Anna di Stazzema, en la provincia de Lucca, durante su retirada de Italia, el Batallón 35 del 16º SS alemán, masacró  cerca de 550 personas, la mayoría mujeres y niños, en la plaza del pueblo, fusilándolos y luego quemando sus cuerpos en represalia a los partisanos de la Resistencia italiana.

Una noche de esas,  mientras  transcurría el invierno de 1945, Giovanni estaba en el fondo de la trinchera  junto a varios compañeros, había una marcada desesperanza en los ánimos, muchos creían que de allí no saldrían nunca más, no veían chances, todo era tan confuso, incierto y peligroso. En tanto que en la superficie del terreno el zumbido de las balas surcaba el aire con raros  sonidos. De pronto un potente fuego acompañado de un espantoso estallido, una bomba sembró el dolor y la muerte alrededor de Giovanni, muchos de sus compañeros, con los que recién estaba dialogando, cayeron abatidos y él quedó gravemente herido, también había perdido el conocimiento.

Varias horas después, despertó. Se encontraba casi todo vendado y sobre una pequeña cama blanca. Era un hospital de campaña al cual algunos compañeros sobrevivientes lo trajeron. Había perdido mucha sangre a raíz de las serias heridas y estaba muy débil e intensamente dolorido. Su estado revestía gravedad y demandaba una operación urgente para recomponer las partes afectadas. Poco después realizaron esa intervención quirúrgica, pero fue sin anestesia. Pasaron algunos días y su situación empeoró, su vida corría peligro.  En consecuencia lo derivaron a otro hospital, con mayores recursos para la cura, donde tras varias operaciones y largos procesos de fisioterapia,  que demandaron seis meses de internación, logró recuperarse definitivamente.

Iniciaba la primavera de 1945 cuando se derrumbó el frente alemán en Italia, el final de la guerra estaba a la vista. Por lo tanto, permitió a  unidades de  fuerzas americanas y británicas ocupar todo el norte de la península. A lo largo del país, el pueblo  recibía a los Aliados con enorme alegría y exclamaciones de aprobación, repitiendo continuamente: “Arrivano i nostri!”, mientras los vehículos armados avanzaban lentamente por las calles principales  y sus ocupantes agradecían con amplias sonrisas los aplausos de la gente, en tanto que repartían golosinas a los niños. Eran los mismos soldados que habían pasado de enemigos a salvadores, y de este modo rescataron al pueblo italiano del fascismo, de los alemanes y, en síntesis, del horror de una guerra.  El 28 de abril de 1945 Benito Mussolini, fue fusilado por los partisanos y el 2 de mayo  se rindió el ejército alemán en Italia.

Ya curado totalmente de sus heridas, Giovanni, fue trasladado otra vez a Cerdeña, y allí también concluyó la guerra para él. Apenas había iniciado el año 1946 cuando hizo su última guardia, después echó a andar y se alejó del lugar con paso lento, parecía que tenía gastada el alma pese a estar caminando hacia  la libertad. Por último, traspuso   una gruesa cadena  y nunca miró  atrás, porque en ese sitio terminaba de sepultar  su propia guerra. Era el epílogo  de una historia de terror, finalizaba una  larga y cruel pesadilla que duró casi 4 años. Y al sentirse libre, totalmente libre, gritó al viento con toda su voz: ¡Despierta, Gianni, despierta  y busca a  tu madre, ella cree que eres casi un niño todavía!