Paris En un pueblo,  los diversos acontecimientos van elaborando un patrimonio mientras pasa el tiempo, acervo que podría ser material o espiritual, y cuya estimación  depende, sobre todo, de la trascendencia que tales sucesos tienen para la humanidad. Y es justamente en París, donde se produjeron hechos históricos de grandes implicancias universales, y  casi todas sus huellas se observan  matizadas por un particular romanticismo en la manera de vivir, lo cual caracteriza desde entonces a esta magnífica urbe frente al mundo.

Y  cuáles serán las razones de tanto relieve,  que distinguen a París y la convierten en la ciudad más visitada del planeta. La respuesta, en primer lugar, demanda la necesidad de conocer algo de historia, la que nos permitirá  comprender una buena porción del prodigio: su solar comenzó a ser poblado en el 250 a.C. por un pueblo galo llamado  “parisios”, más tarde, en el 52 a.C., las tropas de Julio César, tomaron  el sitio y lo rebautizaron con el nombre de Lutecia. Y a partir del siglo I comenzó la reconstrucción total de la población, sobre la margen izquierda del río Sena.

Transcurrió el tiempo y al final predominó la palabra París sobre la designación de Lutecia. Actualmente posee 2.250.000 habitantes, y si incluimos el área metropolitana, asciende a 12.200.000. Las  edificaciones son uniformes, donde predominan los 4 a 6 pisos de altura, con fachadas de fina arquitectura y solo dos excepciones se destacan claramente, una es el barrio La Defensa, zona empresarial, con elegantes edificios de altura, todos inteligentes. Otra, la “torre negra”, construida en pugna con el consenso general. París alberga  una enorme cantidad de monumentos famosos, algunos de los cuales son: la Torre Eiffel,  el Arco del Triunfo,  la Basílica del Sacré Coeur,  el Panteón de los Inválidos,  la Avenida de los Campos Elíseos,  la Catedral de Notre Dame,  el Arco de la Defensa y el barrio de Montmartre, ubicado sobre una colina de 130 m, es la parte más elevada de la ciudad. Además aquí hallamos  instituciones, tales como el Louvre,  que es el museo más visitado y célebre del mundo.

Pero el símbolo de París, es la Torre Eiffel, con 325 m de altura (incluyendo las antenas), inaugurada en 1889 y diseñada por el arquitecto Stephen Sauvestre, los ingenieros Maurice Koechlin y Émile Nouquier, y construida por Gustave Eiffel. Su  base es de 125m2, posee tres niveles de observación: 57m, 115m y 275m. En el  primer nivel existe un restaurante, también el segundo tiene uno, denominado Le Jules-Verne, además de locales para la venta de recuerdos y regalos, y en todo su contorno exterior cuenta con una malla metálica para evitar suicidios o logros deportivos, este plano es el que ofrece la mejor vista. Y en el tercero, hay un museo.

¿Por qué París es una ciudad romántica?  Durante el día deleitan su arquitectura edilicia y la uniformidad, más los amplios jardines, tales como el de Luxemburgo, diseñado en el 1615, estos son los jardines más lindos y céntricos de París, que incorporan también al Palacio de Luxemburgo, actual sede del Senado francés.  Otro es el Campo de Marte, por ejemplo. A continuación, la elegancia de los edificios públicos, las avenidas, en especial las doce que convergen en el Arco del Triunfo, donde se destaca la Avenida de los Campos Elíseos. Las cúpulas doradas, igual a las figuras que bordean los puentes sobre el río Sena, Montmartre, con la plaza de los pintores y su bohemia, donde infaltables son los musiqueros que de su acordeón arrancan nostálgicas melodías. Más  el Louvre, las tiendas, café, bares y restaurantes tan bien ornamentados, etc. Y por las noches, las luces invaden por doquier, pues enorme es la cantidad  destinada a edificios públicos, jardines, parques, avenidas, monumentos y en la famosa Torre Eiffel, totalmente iluminada por miles de lámparas multicolor. Los teatros, con 140 salas, algunas de ellas son: Ópera, Chatelet, Montparnase, Olympia, St Georges, etc. Y los espectaculares cabarets: Lido, Moulin Rouge y  Folies Bergére. Además los barcos que por el Sena navegan cubiertos de luces, mientras trasladan a ávidos turistas y pasajeros locales. En consecuencia, al recorrer París en la noche, sentiremos toda la fantasía que es propia de  un sitio maravilloso. Y si luego de visitar estos espacios, nos sobran unas cuantas horas durante el día, sugiero ir a Versalles, distante 25 km, se trata de una ciudad burguesa de 87.000 habitantes, donde hallaremos el Palacio más famoso y encantador de toda Francia, el cual tuvo origen en 1624, cuando Luis XIII, hizo construir una casita para refugio en sus excursiones de cacería.

Todo lo detallado en este escrito, que es únicamente  lo más importante del conjunto, nos permite  afirmar que París es el resultado de un pensamiento inteligente, destinado a crear un lugar para ser amado de veras, amado por quienes lo fueron construyendo y por quienes lo visitan, sin importar los tiempos, pues amar las cosas significa cuidarlas,  embellecerlas diariamente e intentar que sean eternas, así como valoramos  a nuestra propia vida. En consecuencia, a París también la conocemos por: “Ciudad Luz”. Sin embargo, creo que bien podría agregarse otra denominación: “Ciudad romántica”, y es precisamente este sentimiento el que hace más lindos y densos  los momentos vividos.