La inmensa mayoría de las poblaciones fueron fundadas por personas distintas a las que realmente forjaron cada una de las zonas urbanizadas; porque éstos eran los primeros pobladores que eligieron ese lugar para vivir y con el propósito de consolidar su propia familia,  a la vez que establecieron las bases para el desarrollo económico y cultural dentro de un orden social adecuado; de este modo, también, comenzaron a construir la historia de la población que integraban. Por ello y de acuerdo a los acontecimientos, si nos referimos a los pueblos fundados en la amplia zona de mayor progreso económico y poblacional del país, que comenzó a sustanciarse con un importante caudal humano desde la década del ´80, del siglo XIX, juntamente con la Colonización agraria, veremos que aquí predominó un procedimiento común; por el cual intervenían personajes vinculados a la política del momento (con escasas excepciones) y dueños de gran avidez por dejar su impronta en cualquier espacio de terreno y de la historia.

Con el propósito de ilustrar mejor al lector, en el tema planteado, nos detendremos sobre un caso particular que consideramos un ejemplo  por ser una muestra representativa de lo que  sucedía en esos tiempos: un pueblo pequeño, de apenas 2000 habitantes en la actualidad, que se llama Ataliva y pertenece a la provincia de Santa Fe, fue fundado en el año 1884; pero, el mismo, ya existía desde unos 15 años antes. Dicha fundación oficial se concretó porque en Juez de paz local, solicitó al gobernador de esa provincia el envío de seis soldados para asegurar el orden y poner fin a las tropelías cometidas por indios y matreros; la petición fue girada al Gobierno nacional, quien aceptó y, en consecuencia, el general Roca mandó a su hermano, de nombre Ataliva, acompañado por un séquito que incluía al escribano portando el protocolo fundacional. Luego vendrían los actos, aplausos y la fiesta de celebración; mientras don Ataliva, marcaba para siempre a este pueblo con su nombre de pila.

Ante semejante acto surge espontáneamente una pregunta: ¿Y los habitantes del lugar, de cada pueblo fundado por esta comitiva oficial, integrada por ilustres desconocidos, qué importancia y participación tuvieron en los acontecimientos protocolares más que ser meros espectadores sólo destinados a aplaudir? Por lo visto, ninguna. No obstante, a ellos corresponde el verdadero reconocimiento, pues fueron los auténticos  creadores y forjadores de esa población que 15 años después sería “fundada” por extraños figurones. Al respecto y con gran sentido de valoración y justicia, Adelina de Terragni, autora de Historia de Rafaela, define a esos colonizadores-fundadores, como verdaderos “héroes agrarios” ¿Y si ahora los aceptamos oficialmente con tal  jerarquía?

¿Sí? Entonces comenzaríamos por proponer una reconsideración de los nombres de cada uno de los pueblos, en base a una investigación realizada por un grupo de historiadores convocados para ese fin. Luego será seleccionado el nombre de pila o apellido perteneciente a uno de aquellos primeros habitantes y forjadores, el que identificará determinado lugar. Con ello lograríamos un acto de merecida reivindicación y rendiríamos culto a la Justiciade todos los tiempos.