Cuando las dudas nos invaden y la incertidumbre nos gobierna, es éste el momento justo en que tendemos a buscar referencias externas. Entonces, ante la necesidad de comprar una prenda de vestir, por ejemplo, elegimos aferrados a “lo que está de moda”; por esa condición, seguro que pagaremos más caro, pero si somos indiferentes en este acto, probablemente padeceremos luego la incidencia en nuestro bolsillo, el cual dolerá más en el efecto acumulativo; situación que se manifiesta con expresiones tales como “el sueldo no alcanza”, “qué caro está todo”; etc.  Al respecto nos podría ilustrar un viejo adagio que dice: “Un grano de trigo no hace granero, pero ayuda a su compañero”. Qué manera simple de representar la verdad ¿Cierto?

 Además la moda en la indumentaria, que  es nada más que una estrategia comercial, no sólo obliga, al observarla, a pagar más caro por una compra, sino que también induce a transitar una mayor frecuencia en el cambio, a partir de la reflexión que mortifica y expresa: “Uh, esto ya pasó de moda”; lo cual presiona para gastar nuestro dinero muchas veces de modo innecesario. Y la consideración anterior es válida para muchísimos aspectos de la vida;  por ello la acumulación de los mismos tiene mayor incidencia en el bolsillo de las personas.

  Ahora algunas palabras respecto de “los modelos”; ellos (o ellas) cumplen una tarea remunerada, perfecto; sin embargo, también es verdad que  promueven y asocian al éxito únicamente  el “aspecto externo”;  y con ello estimulan de manera involuntaria  el empobrecimiento de la autoestima en quienes se ven con “poca pinta”, un sentimiento que anida con mayor rigor en las personas jóvenes, y la comparación es siempre penosamente espontánea.

 ¿Y el modelo interior del individuo? Ah, esto no cuenta en el negocio ¡Qué pena! Porque el mismo es realmente valioso y perdurable, pues constituye el modelo que jamás pasará de moda y es probable también  que ni siquiera muera con la desaparición física; entonces, es el modelo interior basado en valores importantes el que suele trascender en el tiempo y sobrepasar la vida de una persona para convertirse luego en patrimonio familiar o de un  pueblo; el cual podría incluso representar un legado que beneficia a toda la humanidad  y, tal vez, por los siglos de los siglos.