banderaoitSi partimos de aquella manifestación bíblica, contenida en la NVI, Génesis 3:19, que expresa: “Te ganarás el pan con el sudor de tu frente…”, comprenderemos la importancia que el cristianismo asignaba al trabajo, pero no resultó un precepto destinado solo a encausar a la humanidad desde la nueva era religiosa, sino que la interpretación de la realidad mientras se plasmaban  las Sagradas Escrituras, hizo comprender la verdadera esencia  del trabajo para la vida, pues el trabajo  es el motor que impulsa el desarrollo económico y protege la vida. En consecuencia, sin el trabajo  sería imposible la subsistencia, y tratar de explicar las razones de esta situación funda una perogrullada.

Además,  vemos que la valoración del párrafo anterior incluye a todos los seres vivientes que habitan el planeta tierra, los cuales necesitan de esfuerzos diarios para procurarse alimentos y otras cosas básicas, ya sean para sí o para su prole. Y en la naturaleza bien apreciada ninguno debería escatimar sacrificios aplicados al logro de  los fines mencionados, donde muchos animales, por caso ,  cumplen esta obligación incluso  con riesgos de su propia integridad física, y en otro orden,  ellos actúan como los seres humanos, a veces solos y otras en grupos, a fin de obtener mejores y mayores resultados. Con todo, merece destacar que ningún animal mientras viva, omite jamás la obligación de trabajar para lograr su alimentación o guarida, será por designio de la naturaleza, instinto de conservación o memoria asociativa, vaya uno a saber.

No obstante las enseñanzas bíblicas y el ejemplo animal que sintoniza sutilmente a la naturaleza, el hombre moderno, con cierta frecuencia tiende, por medio de pretextos u otros artilugios, a evitar la responsabilidad de ocupar su tiempo y energía en el trabajo para proveerse los alimentos y bienes útiles. Es evidente que en esta exposición me refiero únicamente a las personas aptas físicamente y en edad apropiada para realizar las tareas necesarias. Se agrava la anterior consideración si nos referimos a personas jóvenes aún y robustas, que por ejemplo prefieren pasar su tiempo laboral en el bar, o en reuniones diarias destinadas al diálogo sobre temas triviales y recurrentes, los cuales además deterioran la inteligencia natural, por citar una resultante.

Por otra parte, la vida en sociedad semeja una gran rueda que gira con el impulso de todos, por lo menos de todos aquellos aptos para realizar un esfuerzo normal. Pero si se van sumando las renuncias sustentadas en  comodidades o  prebendas, en el transcurrir adquiere  valor la primera injusticia social. Y si desde un nivel superior, aparecen gobernantes que ceden a aquellos renunciantes, parte del producto obtenido por quienes continúan con eterna perseverancia en hacer girar esa gran rueda, entonces se configura la dádiva, que es más nociva para el conjunto social, en la medida que no se exija ninguna contraprestación. Tal situación se podría estimar con la frase del Mahatma Gandhi, que afirma: “Regalar dinero, corrompe al que decide esta acción, al que lo distribuye y al que lo recibe”. Sin embargo, los gobiernos que aplican estos procedimientos, nunca aceptarían públicamente la verdad de sus intenciones, y más bien recurren a eufemismos, tales como “subsidio por desempleo”, “fuera del sistema”, etc.

Por ello, es menester definir los dos conceptos anteriores, que dan origen a la segunda injusticia social:

-El subsidio por desempleo: en principio tiene un fin solidario, siempre que mantenga el carácter de transitorio, hasta que el beneficiario consiga  trabajo dentro de un plazo razonable. Pero si, por el contrario, se proyecta indefinidamente, y peor aún si no se exige contraprestación alguna por el dinero recibido, este hecho adquiere la condición de dádiva económica  y populismo político. Por otro lado y según versiones, sería bastante difundido el recurso  de personas que convienen con sus empleadores, que éstos les manden el telegrama de despido, así logran el subsidio del estado y, por otra parte, siguen trabajando. Entonces, si se  diera de este modo, el empleado reuniría dos ingresos y el patrón disminuiría sus gastos por cargas sociales.

-Fuera del sistema: esta situación casi siempre deriva de la falta de voluntad individual, necesaria para lograr una adecuada preparación cultural y práctica con el propósito de  fomentar las propias aptitudes laborales, pues fuera del sistema queda primero, ante una crisis económica, la mano de obra no calificada. También es cierto que esta situación ofrece a los gobiernos un buen ardid para mejorar su posicionamiento político a través del populismo, mientras muy poco importa un desarrollo económico civilizado, el cual se robustece siempre con el esfuerzo de todos.