Depende si el viaje es solo de cabotaje, pues aquí la situación general se simplifica, dado que uno cuenta con más tiempo, e incluso menores suelen ser los costos, porque casi todo depende de la propia  voluntad del interesado. Por ejemplo, los gastos que corresponderían al traslado, permanencia en cada lugar, tiempo total insumido en el periplo, etc. Más aún si el medio de movilidad  a emplear es de propiedad del viajero.

Muy distinto sería, y en casi todos los aspectos, si deseamos concretar un largo viaje, con meta a lejanas fronteras o allende los mares, y con este motivo recurrimos obligadamente a una empresa de turismo. Por lo cual, allí deberemos aceptar el programa disponible que más se acerca a nuestras aspiraciones. Pero todas las condiciones serán las que impone dicho ente: itinerario general e  intermedios, tiempo de permanencia en cada lugar, calidad hotelera, la inapelable duración del viaje y el costo total. En consecuencia, casi no queda margen para decidir a través de nuestra voluntad mientras realizamos el periplo, pues sin remedios estaremos sujetos a un “paquete”. Sin embargo, con frecuencia es la única manera que mucha gente tiene para concretar un viaje.

Otra situación se presentaría si nosotros programamos todos los detalles inherentes a su realización, más el costo total que de allí surja, y cuyo monto podría soportar nuestro bolsillo. De este modo parece que el camino está expedito, no obstante puede aparecer otro obstáculo. Por caso, si el viajero es una persona bastante mayor, que no maneja con la fluidez necesaria los trámites por internet, deberá valerse de un familiar o allegado joven para solucionar este impedimento. Y vale la pena solicitar ayuda porque un viaje siempre condimenta la vida, además nos amplia el mundo, la tolerancia y la comprensión sobre la diversidad natural esparcida sobre los múltiples sitios del planeta. A continuación, con el fin de facilitar el proyecto,  detallamos las particularidades  esenciales a considerar dentro de esta última alternativa:

1-Época del año. Si el propósito es andar intensamente, conviene que sea invierno en el lugar elegido, sin caer en extremos que impidan el libre desplazamiento. Ante tal riesgo  podría cambiarse por tiempos de otoño. Incluso, esta época del año es “temporada baja”, por lo tanto la hotelería, aéreos, gastronomía, ingreso a monumentos, etc., son más baratos. Y si, por otra parte, nuestro único destino son las playas, el verano en el sitio escogido  es tiempo ideal. Sin embargo, en esta presentación solo abordaremos los requisitos para realizar viajes itinerantes.

2-El orden geográfico del recorrido, con detalles básicos sobre los puntos de interés. Y cada uno de los itinerarios, descriptos en un plano simple a confeccionar  mientras organizamos este viaje.

3-Tiempo de permanencia en cada sitio, según su importancia universal y nuestros gustos, sean de orden cultural, turístico, histórico o simplemente emotivos.

4-Medio de traslado. Si el diseño, referido a determinado lugar, contiene muchas poblaciones menores y cercanas  entre sí, beneficioso es andar en auto. En cambio, si se trata de grandes ciudades, difícilmente convenga recorrerlas con este medio, sino que allí mejor se adapta el transporte público y nuestras ansias por caminar. Por otro lado, si los lugares son escasos y muy distantes unos de otros, son adecuados el auto y el transporte público, pero aquí el medio: avión, tren o bus, dependerá también de la preferencia personal de cada viajero.

5-Oportunidad de contratar el alojamiento. Si fijamos el tiempo de estadía en un sitio determinado, entonces sí, en este caso conviene la contratación previa. Caso contrario, es decir  si nuestro objetivo es itinerante, de paso nomás, la  reserva previa de hotel nos quita libertad, y hasta podríamos quedar totalmente descolocados. En consecuencia, en estas condiciones de viaje, es ventajoso dormir donde nos “cace” la noche. Y si ingresamos a una población que no conocemos, entonces cómo facilitar la tarea de encontrar un albergue. Es simple, enseguida debemos averiguar dónde se ubica la estación de trenes o buses, pues es allí donde se hallan establecidos la mayor cantidad de hoteles, y donde incluso se podrían conseguir los mejores precios, tal como acontece en casi cualquier parte del mundo.

6-Adaptar el viaje al bolsillo de cada uno, es una cuestión de necesidad y racionalidad. Aquí también se ponen en juego las pretensiones relativas a la cantidad de estrellas del alojamiento y lo que demanda la gula, que es aquello que sobrepasa lo necesario para vivir, allí donde convertimos a la  gastronomía en un fin excesivo.

Por último, pensamos que las facetas anteriores, a tener en cuenta a la hora de organizar un viaje  y luego durante su realización, son tan importantes que a la postre definirán el costo global, el aprovechamiento racional del tiempo y el volumen de lo ejecutado. Todo lo cual, si es apropiado, redundará en favor del orgullo personal al sentir que existe una genuina voluntad, más la capacidad suficiente para hacer bien las cosas. Y esto constituye, de por sí, un obsequio adicional para la autoestima del impulsor de ideas. Además, sobre la  base del ahorro logrado, en breve bien podría prosperar el inicio de un nuevo emprendimiento, y cuya ilusión condimenta la vida en el transcurso del tiempo, es decir que le asigna mayor entidad positiva a la propia existencia.