mediocreEs verídico, y por lo tanto indudable, que desde la política se manejan los destinos de un país, los cuales podrían ser meramente políticos o referidos a temas de orden jurídico, económico y social. Por ello, es primordial el enfoque y dimensión del esfuerzo aplicado por las autoridades en las diversas acciones inherentes a los temas mencionados. Y cuando nos referimos a las relaciones, fuera de las puramente domésticas, que entable un país con otros, sin importar a qué parte del mundo pertenecen, corresponde estimar adecuadamente las necesidades propias, para luego proceder en consecuencia, y siempre buscando optimizar las actitudes. Es decir, entonces, que un trato fraternal con países vecinos es naturalmente civilizado, por ende, valioso para todos, sin embargo, a la hora de los negocios, allí donde priman los intereses económicos, tal vez convenga apuntar hacia otros sitios aunque sean distantes, pues debería prevalecer, a partir de una cordial relación, el interés  económico, tecnológico o estratégico que nos motiva, dado que ellos son los que nos permitirán augurar mayor progreso general y, por lo tanto, en la misma proporción mejoraremos la calidad de vida en nuestro pueblo.

Por consiguiente, es un error conceptual y estratégico asociarse preferentemente con países que ostentan la misma ideología política, y solo por esa condición, porque no deberíamos privilegiar jamás la afinidad política por sobre intereses económicos y tecnológicos, los cuales son esenciales para el progreso general de nuestro país. Pues la primacía del concepto ideológico la desarrollan únicamente los gobiernos que sobreponen su interés personal o sectorial, al beneficio del país, en su conjunto. A continuación propongo una muestra muy breve y atemporal sobre estrategias en política económica, haciendo una abstracción de todo lo demás: apenas comenzaba el año 1990 y en Viña del Mar existía una agencia de automóviles denominada  “Cartoni & Cartoni”, con representación y ventas de los vehículos marca Lada, de origen ruso, cuyo país compró a la Fiat la patente de fabricación del modelo “125”. Y este fue el automóvil más vendido en el país durante el año anterior. En verdad, este hecho se presentaba como bastante sugestivo porque, pese a la política reinante en aquel momento, se cumplía un postulado básico de la economía social. Sí, la economía al servicio del hombre.

Por lo tanto no es aconsejable privilegiar la asociación política y económica con países que sufren severos conflictos internos, pero sí solidarizarse espontáneamente con su pueblo. Porque Don José de San Martín afirmaba: “El que se ahoga no repara en lo que se agarra”. Y un viejo aforismo popular indica: “Dime con quién andas y te diré quién eres”. Finalmente, el gobierno de un país que hace caso omiso a la descripción anterior y, pese a todo, durante su mandato actúa visceralmente de acuerdo a ideologías personales o partidarias, tenderá  en consecuencia a fomentar la mediocridad para su pueblo, dado que de ese modo emprende y consolida el camino al subdesarrollo, dentro del cual sobrevendrán las condiciones apropiadas para el deterioro o estancamiento económico, la división de clases, la intolerancia política y la violencia social. De esta situación, lamentablemente, hoy en día  abundan los ejemplos esparcidos por el mundo. “La mediocridad es el peor enemigo de la prosperidad”, afirmaba Henry Ford.