¿Acaso no parece que el transcurrir del tiempo se acelera con la simple acumulación de los años vividos? Es decir que cuanto más años tenga la persona, mayor será esa sensación espontánea, pues siente  que la existencia es demasiado efímera para quien de verdad ama la vida. En realidad es una percepción de todos los tiempos. Por ello, no pocos poetas y compositores dedicaron algunas estrofas  con el fin de ilustrar un sentimiento profundo del ser humano, y que a modo de apotegma manifiestan  esas  creaciones literarias. Por ejemplo, la vieja canción de Roberto Cantoral, con ritmo de bolero y titulada “El reloj”, cuyo contenido suena  como una letanía de emotividad y desesperanza, mientras que “Los Panchos” nutrían el romanticismo de la gente con su genialidad interpretativa. O  aquel tango de Carlos Gardel,  que habla de “Volver”.

Pero todo lo contrario ocurre en la mocedad, incluso hasta los treinta y pico de años, allí donde, en algún momento,  comenzará a producirse una inflexión sentimental, pese a  que el transcurso del tiempo es eternamente constante. Y mientras que a su paso  cancela y destiñe todas las cosas que ocupan un espacio sobre la faz de la tierra.

Ahora, si nos referimos únicamente al año 2017, tendremos que aconteció cargado de las cosas más disimiles, algunas muy bellas y otras que ojalá nunca más se repitan. Sin embargo sucedió de ese modo, pues la huella normal a transitar todos los días no solo adornada con flores existe. En consecuencia, permanentemente deberemos adecuar  los pasos por el sendero que la vida nos va marcando. Y como regla de oro, una estimación debería comandar los sentimientos en todo momento, donde solamente las cosas lindas forman la vanguardia de nuestros recuerdos. Lo cual, sin dudas, contribuye a fortalecer aspectos físicos y mentales que incluso  hacen más saludable y prolongada la supervivencia. Entonces, vale la pena transitar ese camino que depende, sobre todo, de nuestra voluntad.

Y luego de esos breves pensamientos, llega el instante en que necesito expresar mi mayor deseo para  los lectores del  blog, y sintetizado en: ¡Feliz Navidad!   y  ¡Feliz Año Nuevo!  Ah, y en el brindis no olviden de incluir a  la paz en el mundo, ya que la paz es la manera esencial para honrar la vida de todos. Al respecto el Mahatma Gandhi solía afirmar. “No hay caminos para la paz; la paz es el camino”. Por último agrego una promesa habitual: “nos volveremos a encontrar en el 2018, tal como ya es costumbre desde hace más de 7 años”  ¡Muchas gracias!