Una comunidad, y un país por extensión,  impulsan  el progreso, sencillamente apostando con vigor, en valoración y esfuerzo, al trabajo. Pues de ese modo surgieron, en el concierto de las naciones, “el milagro alemán y “el milagro japonés”, por ejemplo. Ellos poseen 357 mil km2 y 378 mil km2 de territorio respectivamente. Casi una provincia argentina.

No obstante para una apuesta al trabajo en la dimensión adecuada, con resultados de tanta importancia, se requiere crear y consolidar una base de condiciones apropiadas para proteger y potenciar a la población en general, y su sector económicamente activo en particular. Con el propósito de lograr un máximo rendimiento, donde el  fundamento estará compuesto por la salud y la educación. Y el aditamento, en esa conjunción, consiste en la tarea de difundir la cultura del trabajo.

De esta manera el sujeto comprenderá a través del tiempo, que el trabajo es el único medio digno, eficaz y, por ello, valioso para el  progreso individual, lo cual incluiría  a su propia familia. Por otra parte, ese beneficio  se extiende naturalmente a todo el conjunto social que el mismo integra. Sin embargo, para un desarrollo sólido del país en su conjunto, también es menester incentivar la inversión de capitales internos y externos, lo cual requiere una confianza plena que los inversores encuentran solo en la seguridad jurídica y en reglas claras de la economía. En consecuencia, el trabajo y el capital en simultáneo representan la verdadera columna vertebral del progreso de una economía en cualquier lugar del mundo.

A continuación  analizaremos una breve síntesis, casi enunciativa, de algunas situaciones de neta incidencia en la economía global:

1-Es necesario favorecer a la industria automotriz pero sobre las pautas internacionales de producción y precios de cada producto, donde la carga impositiva  debería ser universal y no del 47%, tal como acontece ahora en el mercado interno. De este modo habría una semejanza en los precios de venta que imperan en el resto del mundo.

Para ello, lo que necesitamos discernir es muy simple, en la medida que se eleve el precio final de los autos, menos unidades venderemos y la recaudación impositiva funciona en sintonía con este comportamiento. Pero si, por el contrario, bajamos los precios a valores internacionales, sin dudas será importante el aumento de las unidades vendidas. Y cuyos resultados de conjunto serán:

  1. Con un menor precio total, mayor sería el número de unidades vendidas. La relación de variación promedio, según estudios aplicados a nuestra economía, es del 47% al 30 % respectivamente.
  2. Habría reactivación de la industria automotriz. Y crecería la actividad económica general, con incidencia diversa, según el sector considerado.
  3. La Nación, por la mayor actividad económica, embolsaría más por IVA, Ganancias, Bienes Personales e Internos, éste último afectaría solo a los autos de alta gama.
  4. La Provincia acrecentaría su recaudación por el impuesto a los Ingresos Brutos e Infraestructura Social (esto último es solo para Córdoba).
  5. La Municipalidad cobraría más por el impuesto a las patentes, y por el que corresponde a Industria y Comercio.
  6. Habría un ostensible mejoramiento del parque automotor, con la consiguiente disminución de accidentes producidos con vehículos que tienden a cachivaches.

Es evidente que no habría pretextos para no implementar esta alternativa, porque si en el resto del mundo existe un nivel similar de precios, considerados en dólares, ¿por qué la Argentina debería ser la excepción?

Si la postura argentina es la correcta, implicaría decir que el resto del mundo está equivocado, y viceversa ¿Y quién se animaría a afirmar que todos ellos están haciendo mal las cosas? Entonces, seguir esperando es un error, y no hacer nada, un pecado.

2-El campo, por bastante tiempo, fue valorado con cierto desdén porque muchos creyeron que el nuestro es un país industrial, esencialmente. En verdad, la Argentina comenzó en el siglo XIX, siendo agrícola-ganadera. Y por su naturaleza y condiciones, lo seguirá ostentando por muchísimo tiempo. Además, deberían servir para la diversidad los 2.795.000 km2 de su extensión territorial. En consecuencia, es conveniente que destinemos muchos recursos, financieros y logísticos, a esta veta fundamental. Incluso, Brasil es el único mercado externo de significación para nuestros autos y sus partes, más algunos productos metal-mecánicos diversos. Por ello anhelemos con fervor que nos compren siempre y mucho.

3-¿Ser importante patrimonialmente y, por consiguiente, social y políticamente también, implicaría disponer de la posibilidad de incumplimientos por lobby o tráfico de influencias  en el pago de los impuestos? Y de otro modo, ¿ser pequeño contribuyente y estar inscripto regularmente, tal como corresponde, igual corre en riesgo de estar siempre ajustado a la presunción del ente recaudador?

Nuestra Constitución Nacional, en su artículo 16, manifiesta: “(…) Todos los habitantes son iguales ante la ley (…) La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas”. Entonces, pregunto al lector: ¿usted qué piensa sobre esta situación?

4-El IVA, es un impuesto regresivo por antonomasia y encima con una alícuota general del 21% ¿De verdad constituye una tabla de salvación recaudatoria?

Sí, pero se “salvarán” únicamente el Estado y los estratos sociales superiores, en cambio, en los inferiores  sufrirán el embate del desatino. Pues la tasa general del 21% se parece más a un recurso desesperado que una medida racional. Y en los países ordenados de Europa, la tasa más elevada que observamos fue del 20%, aplicada a “objetos y servicios suntuarios”.

5-¿De qué manera podríamos incrementar de recaudación impositiva con procesos civilizados?

  1. Desde el punto de vista nacional, necesitamos centrar la atención en la estructura recaudatoria de los impuestos denominados “progresivos”. Por ejemplo: Ganancias y Bienes Personales. Después, la alícuota general del IVA, no debería ser superior al 16% y una tasa diferencial del 27% para objetos y servicios considerados “suntuarios”. En tanto, las leyes 25413 de “impuesto al cheque”; 25063 del “costo financiero al endeudamiento empresario”; etc. Representan verdaderos errores de concepción, aplicación y por la inequidad que contienen. En síntesis, la meta vertebral debería conducir incluso a la simplificación del esquema impositivo en el orden nacional y, lógicamente, lo mismo para el ámbito provincial.
  2. Desde el punto de vista económico: b1) En el orden interno, es vital imponer una fuerte propulsión al desarrollo de la producción primaria, alimentos elaborados y productos mecánicos, en esa escala básicamente, lo cual genera demanda de mano de obra. Favorecer las inversiones internas y externas destinadas al sector productivo en especial; b2) En cuanto al turismo cultural y de aventura, la naturaleza de nuestro país y su extensión nos favorecen decididamente, por lo tanto, tratemos de cautivar, en especial, a los habitantes de primer mundo, pues ellos suelen traer muchos dólares. Y de ese modo fortalecemos el sector; b3) En el orden externo, necesitamos defender, política y económicamente, el precio de nuestros productos primarios.  Y todos los bienes deberían exportarse con el máximo de valor agregado. Además no  olvidemos que en el mercado internacional, el éxito perdurable depende de la calidad y precio de los productos ofrecidos, y también de la seriedad impuesta en las transacciones. Esto parecería una perogrullada, sin embargo la historia local, más o menos reciente, indica que es necesario reiterar las anteriores recomendaciones; b4) Desde el punto de vista financiero, solo diremos que no se podría omitir, en el análisis y ejecución del enunciado anterior, el limitado margen de maniobra que asigna, en el presente, la obligación de pesados pagos periódicos en concepto de  intereses por la deuda externa. Más el frecuente  desacierto en la asignación de los recursos públicos.

6-¿Quién valora adecuadamente a las PyMES, con exenciones, subsidios, créditos, etc., considerando que son realmente las dadoras de trabajo y representan, inclusive, un símbolo de nuestra identidad nacional? En Italia, por ejemplo, el Estado dispensa fundamental esfuerzo en favorecer la creación y el mantenimiento de este tipo de empresas, con resultados envidiables. Economistas y técnicos de ese país estuvieron muchas veces en la Argentina, con el fin de explicarnos  cuál es el camino del éxito. Entonces, copiar aquellos procedimientos no estaría prohibido, pero ser indiferente  sí.

Por último, queremos agregar que gran parte de esta exposición fue publicada, hace un tiempo, en la revista “La Gaceta”, del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Córdoba.