feminicidio-300x207También denominado femicidio, es un neologismo que expresa el asesinato de una mujer por razones de género. Sin embargo, su significado se extiende a todo acto de violencia contra la mujer. En consecuencia, en esta presentación abordaré únicamente los casos que contienen una relación previa, y de cierta entidad, entre mujer y hombre, con el propósito de aportar un poco de claridad sobre este tema de actualidad candente.

Desde que tengo uso de razón  observo la existencia de matrimonios o simplemente parejas, donde el hombre impone condiciones a través de la violencia, física o moral. Pero  con una diferencia evolutiva, en algunas décadas pasadas las agresiones más comunes por parte del hombre se manifestaban con falta de pago de la cuota alimentaria, en caso de divorcio, o mediante castigo físico  o privando a su esposa de ver a sus propios hijos, etc. Y raramente se pasaba a un estrado de mayor gravedad. Sin embargo, desde hace un tiempo relativamente breve, todo cambió. Pues las desavenencias matrimoniales o de simples parejas, suelen tener una violencia extrema, la cual incluye graves vejaciones y, a veces, la muerte. Con todo, para intentar una solución,  lo más importante consiste en conocer las verdaderas causas de tales agresiones, y si las captamos, entonces en el paso siguiente  podríamos establecer  medidas para prevenir o evitar los desenlaces más graves.

Y con el fin de elaborar recursos preventivos, es menester aceptar que los móviles de esta violencia poseen un engendro cultural, de ello pocas dudas quedan. Luego, como una acción de fomento, por los más diversos medios  vemos a diario la creciente liberación femenina, la equiparación social con el hombre en todos los planos, que planteada de este modo representa  casi una bendición, pues es tan absurda la histórica  discriminación que no admite sustento racional alguno. No obstante, pareciera que el impulso igualitario tomó demasiado envión, lo cual afectaría a cualquier convivencia natural y armónica, y cuyo síntoma es dable observar con solo encender la televisión, por ejemplo, donde en el contenido de frecuentes presentaciones abruma el exhibicionismo corporal y verbal, más la chismografía sustentada en la agresión obsesiva. Y ni hablar del matrimonio como Dios manda, porque en esos mismos sitios suele aparecer como un anacronismo.

Por otra parte es menester no olvidar jamás que somos parte de una sociedad machista, estructurada de esa manera desde el fondo de la historia. También es verdad que la rigidez en las estimaciones se fue moderando paulatinamente para beneficio de la civilización. Pero los resabios machistas aún continúan y nadie debería soslayar esta realidad, porque se convierten en detonante que después harán estallar los ánimos del hombre cuando ve cómo su pareja abandona los prejuicios del “destape” y feliz se sumerge en modas y esnobismos. Otro motivo podría emanar del facilismo conque muchas mujeres jóvenes y atractivas pasean sus encantos por diversos medios, que estimulan  naturalmente al  hombre mientras fluye su adrenalina y compara las dotes femeniles.

A pesar de la limitación descripta en el primer párrafo, resulta  importante por lo menos enunciar un fenómeno sociológico conocido por “misoginia”, cuyo significado comprende un sistema definido por ideologías y prejuicios nacido en las sociedades patriarcales o dominadas por los hombres en el transcurso de miles de años, al tiempo que alimentaron sentimientos de degradación y odio hacia  la mujer. La misoginia actual aunque es más común en los hombres, también se extendió a las mujeres, es decir de unas a otras o incluso hacia sí mismas.

Por último, creo que no restan dudas que el gravísimo tema del feminicidio acontece en el marco de una sociedad machista, que no puede tolerar la amplia y vertiginosa evolución igualitaria de la mujer, proceso que algunas veces desborda el cauce lógico y lesiona seriamente la dignidad de valores consolidados en los usos y costumbres vigentes durante siglos.  De allí las consecuencias a la vista de todos.