escrachSi valoramos esta acción de manera repentina y superficial, veremos en ella un procedimiento selvático, es decir que expresaría nada más que un penoso retroceso de la civilización, pues deteriora seriamente las reglas básicas de la convivencia humana, la cohesión y la paz del conjunto social. No obstante, si analizamos las causas que provocan un escrache, cuya manifestación se trata de actos de violencia, con matiz de intolerancia y totalitarismo fascista, descubriremos que en ciertas ocasiones suelen fundarse en sentimientos legítimos.

Etimología.

 Proviene de las lenguas occitano-romances, y comenzó a emplearse entre los siglos XI y XVI. Desde 1743, en Francia se difundió el término “cracher”, que era una acepción destinada a reprochar malos modales. A partir de 1838, en España se tradujo como sonostrada, que significaba echar en cara algún oprobio. Más tarde apareció en Italia, y en  el Piemonte la palabra “escraché”,  significaba escupir.  Con el mismo valor en la Liguria fue “scracú” y en la Toscana emplearon el término “scracchio”.

Semántica

En la Argentina, en particular, el escrache consiste en una acción intimidatoria y tumultuosa que realizan los ciudadanos contra personas del ámbito económico, político, social, etc., por la que manifiestan  delante de sus domicilios particulares o en cualquier otro sitio público donde las identifiquen, denunciando los actos de corrupción o abusos de poder realizados durante su gestión.

Luego de la anterior ilustración, conviene explicar los motivos que podrían nutrir los procedimientos que definen un escrache dentro de los espacios más comunes:

1-Económico: aquí lo utilizan algunos empresarios que no aceptan de buen grado las interacciones  económicas derivadas de una normal competencia de libre mercado.

2-Político: se emplea en este ámbito con el propósito de menoscabar la reputación del  que piensa distinto y, por ello, podría entorpecer los designios del que pretende algún beneficio a través de la tramoya e intimidación, más el escarnio público, valiéndose de personajes prebendarios y poco afectos al trabajo legítimo.

3-Social: en este sector reside la mayor comprensión sobre las razones que impulsan a los detractores. Y sucede, por lo general, cuando los ciudadanos sienten que la justicia no actúa en tiempo y forma contra los que delinquen desembozadamente con los bienes públicos, por lo cual el pueblo sufre impotente las consecuencias. Y cuanto más graves sean estas derivaciones, mayor  será el grado de virulencia en la opinión pública. Por consiguiente,  las personas desbordan sus actos y el estallido anímico sucede casi naturalmente en cualquier oportunidad que creen apropiada. Por el contrario, si la justicia actuara con puntualidad y rigor, es muy probable que tales escraches jamás tendrían lugar o, al menos, serían poco frecuentes.