Ctumblr_m2u8dzX6Oi1r4ty8uo1_1280reo que la realidad de hoy en día fuerza una exposición al respecto, la cual  debe contener una explicación sincera, aunque duela, pues es el único modo de adquirir conciencia plena sobre la dimensión de las preocupaciones existentes dentro de los temas mencionados en el título. Para ello, en primer lugar debemos reconocer honestamente el asunto que nos aflige, para luego poder elaborar una solución adecuada. Puesto que, de otro modo,  si  no aceptamos  la existencia de tal cuestión, por consiguiente, no solo impedimos resolverla, sino que  agravamos su resultado con el simple transcurso, lo que en el argot  popular  definimos de esta forma: “es como barrer la basura debajo de la alfombra”.

Sin embargo, para lograr este propósito de manera eficiente, es capital comprender que las mejores soluciones emanan de las mentes más lucidas, pero solo si están comprometidas con la función pública que desempeñan, donde el bien común es el principal  estandarte. Porque el pueblo es patrón y mandante, en consecuencia ni los partidos políticos, ni sectores determinados debieran tener privilegios por arriba del conjunto social. Pues si, por el contrario, supeditamos esas decisiones a aquellos, siempre estaríamos abrazados a la posibilidad de un fracaso en los intereses del bien común. También es verdad que la Constitución Nacional de Argentina, en su artículo 22,  manifiesta: “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución…”

Por otra parte, debemos comprender que un buen líder, es un líder silencioso, que gobierna instituciones permanentemente fortalecidas, y para ello observa el respeto convencido  por las reglas preestablecidas en la ley.  “La salud de un pueblo está en la supremacía de la ley”, afirmaba Cicerón.

Por ejemplo, vemos que de países tales como Dinamarca, Holanda, Costa Rica, etc. ni siquiera conocemos a sus gobernantes, ellos nunca figuran en la grilla de los “famosos”. Y son países, sobre los cuales tampoco trascienden frecuentes noticias, no obstante cuentan con economías exitosas y reconocidas en el mundo entero. En cambio, en los otros países, allí donde sus gobernantes son propensos a gritar, a advertir señalando siempre con el dedo índice muy rígido, amenazar al que piensa distinto, además de autoproclamarse mesías y continuadores de grandes próceres de la historia, las crisis económicas, políticas y sociales tienen su residencia asegurada, lo cual se observa a simple vista en el contexto mundial.  Inclusive ningún individuo egocéntrico y narcisista  pondría al pueblo por delante de su figura, es un planteo de sicología básica.

Pese a todo lo anterior, mediante los recursos del Estado, esos gobernante consiguen  rimbombancia, estruendo, y con este procedimiento llegan a encandilar a una parte de su pueblo, pero únicamente a la porción que emplea la vista o el bolsillo más que la razón para comprender que detrás de la cortina de humo, en el ambiente  donde actúan los personajes que fundan su suerte en el populismo, se van sembrando sentimientos y fracasos que hacen mucho  daño en una convivencia que intenta ser civilizada, estadio que se lograría con  una actitud abnegada, de donde emanan medidas  políticas adecuadas, dentro del estricto marco legal,  y  destinadas a la consolidación institucional y el desarrollo económico, lo cual redundará luego en beneficio  del conjunto social.