IMG_6797El clima nos ofrecía algunos  instantes de sol mientras transcurría una tarde de febrero, en el lluvioso invierno italiano, justo cuando llegábamos al puerto de Génova, aquí el propósito era visitar la zona antigua, en especial, de la cual partían nuestros abuelos gringos en la 2º mitad del siglo XIX y comienzos del XX. En este lugar, todavía conservan un sector de unos 150 m de largo que corresponde al viejo muelle, donde observamos una construcción con grandes piedras talladas y apiladas a modo de paredón, más una franja de 3 m de ancho cubierta por grancilla, cuyo conjunto es testimonio de la historia que incluye lo que fue la colonización agraria en la Argentina, pues allí atracaban los barcos que luego partían abarrotados de viajeros colmados de esperanzas por un mundo mejor, un mundo que les permitiera conseguir trabajo, alimentarse todos los días y constituir la propia familia, tal como la naturaleza lo demanda.

Seguramente, ellos  comprendieron al partir que podría tratarse de un viaje sin retorno, tal como aconteció  para la mayoría de los emigrantes campesinos, en especial durante las primeras décadas. Pero no importaba, porque eran la hambruna y la juventud que los impulsaban detrás de esperanzas nuevas.Sin embargo, todo era tan confuso, por eso muchos se lanzaron en el primer barco que conseguían, el que iba a América, “Perche nui anduma a fe l´América”, decían los piemonteses. De este modo numerosos fueron los que terminaron en América del Norte, perdiendo para siempre el vínculo con parientes y amigos que también zarparon hacia igual Continente, pero al Sur ¿Y por qué muchos no podían retornar? El Pasaporte italiano, en la base expresaba: “Válido por un año”. Entonces imagine el lector: al llegar a la Argentina, debían conseguir un campo, cultivarlo, luego esperar el tiempo de cosecha, la venta del producto y su cobranza, todo lo cual demandaba lógicamente más de un año. En consecuencia, se extinguía el plazo de vigencia y por ello deberían tramitar la renovación o un nuevo pasaporte en Buenos Aires, mientras que residían en el campo, muy lejos de todo y sin medios de movilidad a mano.

Recorrimos el sitio, tomamos varias fotos y después partimos a la provincia de Cúneo, cuya capital circunvalamos porque nuestro verdadero destino lo conformaba la pequeña ciudad de Busca, donde arribamos cuando el sol caía, en tanto que comenzaba una pertinaz llovizna y el frío arreciaba. Una vez alojados, dimos por terminada la jornada, y un confortable  albergue céntrico nos prodigó un cálido y placentero reposo. Al día siguiente, apenas finalizado el desayuno salimos a la calle y grande fue el asombro, porque todo estaba cubierto por un espeso manto de nieve, inclusive nuestro auto, allí en la calle, el panorama era fascínate. No obstante, fuimos a la Municipalidad, ubicada a escasos 100 m, con el fin de conseguir alguna documentación de emigrantes “busqueses” que habitaron las zonas de San Marcos Sud y Cruz Alta, en la provincia de Córdoba, Argentina. Aquí logramos más información de la que al principio imaginábamos, merced a la buena predisposición de las personas que atendieron nuestras solicitudes, incluso el Intendente (Síndaco), Don Luca Gosso, nos concedió una entrevista, que abarcó un cordial recibimiento, el regalo de un libro sobre la historia de Busca, un momento de gran alegría para todos los allí presentes y una nota periodística que luego cargó en el Google, la cual va adjunta a esta exposición.

Poco después partíamos con inmenso júbilo por haber vivido un instante excepcional. Y reanudamos el viaje con la sensación de que si uno siembra honorabilidad con cada procedimiento de su vida al andar, en todo el mundo cosecha igual trato, pero muchas veces multiplicado, lo cual asegura eterna satisfacción para los que participaron de esos momentos y de paso favorece a sus conterráneos, aquellos que alguna vez podrían transitar  por el mismo lugar.

nota con el intendente