TOPSHOTS-CHINA-ENVIRONMENT-POLLUTION“Del dicho al hecho hay un largo trecho”, así lo explica un antiguo aforismo popular. Y es verdad, porque interpreta filosóficamente la realidad, de manera sencilla y palmaria, acierto que muchos suelen ignorar, incluso en ámbitos de cultura avanzada. Por ejemplo, en la selección de una persona para ocupar cualquier cargo, o solamente con el fin de asignarle una cuota de admiración. Es innegable que existen situaciones en las cuales  los sujetos cautivan por el nivel cultural demostrado  en  su  despliegue verbal, pero no debería acontecer en todos los casos.

Porque la inteligencia teórica, sustentada en la adquisición de  vastos conocimientos mediante la culturización, no asegura la otra inteligencia, es decir, la inteligencia práctica, pues los claustros educativos enseñan teorías y técnicas, a veces respaldadas por extensos estudios. No obstante, en esos lugares jamás se podría crear la imaginación  en los individuos, dado que la imaginación es un atributo natural, que nace con la persona, le pertenece como  un patrimonio que radica en el alma de cada uno y es para toda la vida, y solo acusa el deterioro que produce la acumulación de los años en el organismo y también en la mente. Con todo, debemos admitir  que la educación no genera la imaginación, pero también es verdad que contribuye a dinamizarla, a perfeccionarla. Entones, una persona con importante caudal imaginativo, es alguien que posee talento creador, que tiene luz propia. Albert Einstein aseguraba al respecto: “En más importante la imaginación que el conocimiento”. Sencillamente, porque la imaginación promueve  la capacidad de darse cuenta, de comprender bien las cosas, lo cual, luego necesita  de la voluntad para llevar a cabo un proyecto.

Por eso, si ampliamos la estimación de los párrafos anteriores, lograremos comprender que hablar bien y ser culto, no significa poseer buena capacidad de gestión asegurada, es decir, tener sentido práctico suficiente, pues éste solo se robustece en la perspicacia. Aquí algunos casos ilustrativos de la presente exposición: Ferruccio Lamborghini, era un italiano que comenzó fabricando tractores con partes de material bélico y, a la vez, se dedicaba a la  agricultura, y  de este modo ganó mucho dinero, por ello un día decidió comprarse una Ferrari 250 GTB, pero pronto descubrió que tenía ciertos defectos mecánicos,  en especial en el embrague, entonces decidió entrevistarse con Enzo Ferrari, para proponerle ciertas modificaciones en dicha máquina, esta objeción  trastornó de ira a don Enzo, y antes de echarlo del lugar le retrucó a Lamborghini: “Dejate de hinchar, un fabricante de tractores con chatarra y encima chacarero, no sabe nada de autos”. Entonces Lamborghini, recurrió a su capacidad creativa y,  en respuesta,  decidió fabricar su propio vehículo, el ahora mundialmente famoso que  todos conocemos. Un segundo caso, se trata de Albert Einstein, no obstante su enorme inteligencia práctica, en 1895 le negaron el ingreso en la Escuela Técnica Federal de Suiza, donde fue bochado, por “carecer de condiciones verbales”. Y el último, se refiere a un caso emblemático, lo que le sucedió a Galileo Galilei, por sus aseveraciones prácticas  sobre el sistema heliocéntrico. Ante tales situaciones, que contiene  la historia, es necesario exponer un pensamiento del científico y filósofo, Thomas Alva Edison, el cual afirmaba: “Para ser genio, es necesario poseer el 98 % de perspicacia. Y sólo un 2% de inteligencia basta”.

Finalmente, cuando comprendamos que “del dicho al hecho hay un largo trecho”, iremos perfeccionando la realidad que nos toca vivir, individual y colectivamente.