espantapc3a1jarosPromediaban los años ´60 y sólo un diario circulaba por los campos  del departamento San Justo, su frecuencia era mensual y contenía exclusivamente  temas relacionados a la tierra. El colono jamás lo leía, no obstante hallaba su utilidad para secar la grasa de los pasteles recién fritados o para avivar el fuego en la cocina a leña, por ejemplo.

Sin embargo  aparecían algunas excepciones. Y sucedió cuando un lector que comenzó alborotando la comarca, terminó por horrorizar a  los pobladores del entorno. Todo inició desde una publicación, con grandes títulos, que incluía una imagen para el espanto. Sí, se trataba de un “demonio” llamado “Cornelio Carnero”, según este diario. Y continuaba informando que, “tal personaje siniestro apareció en una temporada de sorgo y asolaba a los chacareros, era un individuo repugnante, ventajero y criminal. Además, en la comercialización de esos granos dejaba el tendal de campesinos en la lona”.

En consecuencia, rápidamente  corrió la noticia y el temor ganó el ánimo de aquellos pobladores, tanto es así que andaban armados. Algunos con viejos revólveres oxidados en la cintura y otros, con una escopeta “del 16” cruzada en la espalda. Y todos temían a “Cornelio Carnero”, por las noches nadie salía de su casa y los niños ni siquiera por la ventana miraban. El miedo mandaba en el vecindario, en especial cuando desaparecía el sol y la oscuridad cubría la zona.

Recuerdo  a un paisano en particular, que casi todos los atardeceres visitaba  el boliche, distante 1,2 km de su casa. Y debido al  “monstruo” dejó de ir; por lo visto ninguna bebida le transmitía suficiente valor. Pero él daba otra explicación, y argumentaba que su caballo  era demasiado viejo y estaba rengo, por esas limitaciones   resultaría  difícil escapar con éxito del malvado.

Ante esta increíble situación, donde el pánico generalizado era dueño del lugar, otro parroquiano encontró la manera de poner fin a tanto riesgo y, para ello,  propuso: “Cada vecino debería comprar una ametralladora y, de tanto en tanto, ametrallar los sembradíos de sorgo que pudieran ser escondites del demonio”. La consigna era clara, había que abatir de cualquier modo a “Cornelio Carnero”, metido en el campo para causar estragos.

Informado de tal derivación, el diario referido publicó una  aclaración enfática, manifestando  que se trataba únicamente de la figura simbólica de  especulación  y usura,  que tanto perjudicaba a los intereses chacareros, particularmente en la siembra y comercialización del sorgo. Entonces, pronto renació la calma en el pueblo y todos guardaron sus armas. Además, en ese lugar y en aquel tiempo, volvió a imperar la idea de que el diario servía sólo para encender  el fuego en la cocina a leña o para limpiar los chorizos a la grasa, entre otras utilidades parecidas.