Unas horas más tarde arribamos a Tiraque, pequeña población situada a más de 4000msnm, sus calles sin luz parecían verdaderas “boca de lobo”; en tanto que grupos de personas caminaban en la oscuridad; ante tal contingencia, nuestro conductor redujo la velocidad hasta alcanzar el “paso de hombre” y de pronto escuchamos un estrépito de latas y cadenas, pero  nada extraño detectamos. Y casi en el acto  se produjo la segunda sorpresa, porque cuatro policías uniformados rodearon nuestro vehículo al tiempo que nos apuntaban con armas largas y proferían gritos intimidatorios, mientras nos ordenaron descender rápidamente. Por mi parte obedecí y bajé oliendo la boca del caño de una vieja escopeta oxidada calibre 16, con la que uno de ellos me apuntaba derecho al rostro, y ante tal situación pregunté azorado “¿Pero señores, qué pasa?”

Cuando renació la calma nos explicaron que habíamos llevado por delante una “tranca” (que consiste en una cadena o soga con la que cruzan el camino a un metro de altura, más o menos; lo cual obliga al transeúnte a detenerse y allí debe pagar el “peaje”; luego bajan esa cadena o soga y permiten, de este modo, que el viajero continúe la marcha). Dicha cadena la manejaban desde una pequeña ventana de una humilde casilla, y uno de cuyos eslabones enganchaba el clavo puesto en el marco de madera.

Embestimos la “tranca” simplemente porque no la vimos a pesar de los faros encendidos de nuestra camioneta. En consecuencia, debimos pagar una elevada multa en concepto de “daños y perjuicios”, por haber arrancado el clavo del marco de la ventana. Y cuando  nos encaminamos hacia el vehículo para continuar el viaje, uno de los policías actuantes me recomendó con notable preocupación: “No dejen manejar a ese sujeto, porque aquí hay muchos niños en la calle y podría ocasionar una tragedia”. Por eso, apenas emprendimos la marcha manifesté al conductor: “¿Oíste? Siempre dije que eras un verdadero loro manejando”.

Más tarde y cerca de la medianoche llegamos a Cochabamba; la cual se halla en el centro del país y en medio de la cordillera de los Andes, tiene 1.060.000 habitantes y está situada a 2570 msnm; rodeada por campos fértiles para el cultivo y valiosos vestigios incaicos y anteriores a ese período; el centro histórico es la plaza 14 de Septiembre. Su  clima es agradable, por ser templado y seco; además representa la tercera economía de Bolivia; y en este lugar tienen su sede muchas empresas  entre las más grandes e importantes del país. También esta cuidad está hermanada con nuestra Córdoba.

La próxima etapa sería La Paz.Y al finalizar este viaje, todos los participantes  coincidimos en afirmar  que el mismo tenía  sabor  genuino de una auténtica odisea;  incluso por la connotación autóctona  en  cada lugar de este gran país, que  brinda  al visitante la sensación de volver  al pasado remoto, donde los vestigios arqueológicos hallados en Cochabamba, por ejemplo, tienen una antigüedad superior a los 9000 años, más los usos y costumbres de  épocas tan lejanas que  permanecen dentro del territorio original resistiendo casi intactos el paso del tiempo.