1321388610_2Dentro de ciertos límites, cuanto más inclementes son las condiciones climáticas externas, y mientras nos sentimos protegidos en nuestro hogar, un café o biblioteca, por ejemplo, mayores serán las razones para lograr una profunda inspiración mediante el pensamiento, y más aún si en ese instante también nos acompañan la soledad más la tranquilidad en el ánimo. Entonces, dentro de estas condiciones podríamos definir  momentos que naturalmente predisponen a la  creatividad  en nuestro interior, con alternativas diversas, donde fluye la imaginación que va desarrollando su potencialidad  de tal modo que pareciera no tener  límites si la dejamos expandir libremente. Y todo este proceso acontece, porque en la paz del espíritu se nutre el pensamiento puro, tanto en dimensión, como en claridad práctica, cuyo producto si es correctamente dirigido, en cierta manera podría ser útil al prójimo inclusive.

A continuación, el detalle  de algunos instantes ideales para desarrollar libremente la imaginación creativa: mientras observamos a través del vidrio un panorama de naturaleza profunda o una llovizna pertinaz en crudo invierno. También podría ser en momentos que  una multitud humana se desplaza como un torrente por la senda peatonal, y  cada uno con su propio motivo a cuestas. Incluso  los que deambulan sin razón más que “pasar el tiempo de algún modo” y otros con intenciones inconfesables. Pero todos, en conjunto, forman una marea multifacética y caudalosa que se desplaza sin cesar, lo cual  desde nuestro refugio miramos casi desbrozados de juicios, tal  como si fueran desteñidas impresiones.

Por consiguiente, a través de vidrio, observamos en cosmovisión todos aquellos fenómenos como si pertenecieran a otro lugar, muy distante desde nuestra posición material, porque la estimación los ubica en conjunto, tal como si se tratara de un telón multicolor que integra el escenario de la vida. En consecuencia, este cúmulo de argumentos nos permite disponer de un tiempo fructífero, luego solo es cuestión de comprender su importancia. Es el espacio justo para recorrer el camino que nos lleva hacia lo que, en el fondo del alma, preferimos, pues allí tenemos el acceso directo a las distintas alternativas donde podremos ordenar ideas, con el propósito de analizar y perfeccionar situaciones personales, relativas al trabajo, estudio, negocios, amores y toda otra situación que afecte nuestro propio destino.  Pensar en paz, debería ser la consigna. “Quien piensa poco, se equivoca mucho”, afirmaba Leonardo Da Vinci.

Inclusive, con el fin de lograr la inspiración adecuada para escribir sobre temas que nutren la pasión por las letras,  es primordial  sumergirse en momentos como los descriptos en párrafos anteriores, porque ellos nos conduce a las profundidades  de nuestra capacidad creativa, que es un reservorio natural, allí donde moran además  los conocimientos. Por lo tanto,  de este modo no solo ampliamos el panorama de reglas personales sino que incluso multiplicamos la diversidad de opciones. Entonces, al  emplear la  imaginación en elaborar acciones positivas,  seguro que nos beneficia en particular. Y más tarde esos resultados, de alguna manera,  se proyectarán al resto de la sociedad.  Al respecto decía Albert Einstein: “Reflexionar hasta que las tinieblas se conviertan en luz de comprensión”.