1246807451521_fDicen que aconteció en un pueblo del norte provincial, hace bastante tiempo. Se aproximaban las elecciones y el joven candidato en cuestión representaba a uno de los dos partidos mayoritarios. El hombre, a quien llamaban  Chicho, traía una mochila llena de esperanzas y promesas, pero era muy poco conocido en el lugar y para colmo andaba de bolsillos flacos. Por eso un día, convocó a su secretario y juntos se dedicaron a realizar visitas casa por casa, con una consigna clara para captar votos, en consecuencia, el candidato golpeaba la puerta del vecino y al ser recibido decía, por ejemplo: “¡Buen día, don Ciriaco! Vine personalmente a pedirle su voto porque no tengo plata para hacer publicidad, también por eso ando a pié. Usted diga lo que necesita, que si gano se lo doy…” (más…)