Tan simple, gratuito y agradable como el saludo que encierra una sonrisa, expresión palmaria de la simpatía. Por ejemplo, decía Dale Carnegie: “La persona que no es capaz de regalar una sonrisa, no merece tener un negocio o empresa”. Pues carece del talento inicial, de la adecuada conexión con el público, que es el cliente potencial o efectivo y razón de ser de su propio emprendimiento.

 Una sonrisa, esa que nace del corazón, trasunta alegría, amistad y buena predisposición para la interrelación humana  y el trabajo, en síntesis, una sonrisa es la puerta que se abre para dar paso al estado de ánimo ideal, el cual define la empatía y promueve las óptimas relaciones a través del diálogo fructífero y ameno,  que al entablar y compartir nos  permite multiplicar alegrías, dividir penas y zanjar dificultades o discordias. (más…)