Al andar marcamos un camino, delineamos una senda material o sólo imaginaria, la cual sienta precedentes, y luego incidirá de alguna manera en el futuro individual proyectado en el tiempo. Si en el devenir, muchas son las personas que recorren el mismo destino y en el transcurrir aumenta continuamente su frecuencia; entonces, mayor será la dimensión e importancia de la senda original, hasta convertirse, la misma, en ruta de un pueblo, que naturalmente se irá llenando de “infraestructura” histórica y ésta también colmará de orgullo a los hacedores y, más aún, a su posteridad; además de cautivar al forastero.

 Una senda es simplemente un camino limitado; pero si ampliamos el horizonte, veremos una comarca y, más allá, inclusive un país; en este caso la consideración es igual, nada cambia, únicamente modifica e incrementa la extensión de la acción que desarrollamos al marchar. (más…)