Archivo para enero, 2011

Tres fueron los elementos que contribuyeron a definir en el pasado, aunque en manera decreciente, la idiosincrasia de la gente de campo y poblaciones menores;  la fervorosa religiosidad católica, el temor profundo y permanente a ser prejuzgados,  con el pensamiento puesto siempre en el  “qué dirán”; y la espeluznante superstición. Sentimientos del ideario popular que tuvieron plena vigencia hasta el año 1950, aproximadamente; luego irían menguando rápidamente.

Constantemente los pobladores de la vecindad, allá en mi pueblo, que conformaron  las comisiones con el fin de organizar y realizar diversos eventos, crearon oportunidades para ratificar, en cada caso, la fe y devoción hacia las imágenes del culto católico, único y casi excluyente, practicado en la amplia zona. En consecuencia, abundaron las jornadas de manifestación a través de misas celebradas en la pequeña iglesia y con procesiones que transitaron principalmente el contorno de la plaza del pueblo; precedidas, según la ocasión, de la imagen de san Roque, santo patrono, de la Virgen  o de cualquier otro santo benefactor que, a criterio local, merecía una demostración de  acendrada y explícita veneración. Todo acontecimiento era factible sólo si el cura de la jurisdicción podría venir a presidir los actos religiosos; porque mi pueblo nunca tuvo párroco propio. Y los feligreses consideraron estas convocatorias como actos purificadores de pecados, con sacramental obligación de participar en ellos. (más…)

En este breve espacio consideraremos la capacidad de darse cuenta, de cada persona, aplicada en desarrollar y adecuar los usos y costumbres que definen primero el comportamiento individual y, luego, por suma, la conducta de una sociedad.

Entonces, con el propósito de crear las condiciones necesarias para allanar los vicios en los usos y costumbres, en primer lugar, corresponde comprender cuál es el aspecto a mejorar; en segundo lugar, debemos expresarlo públicamente, en forma clara y persuasiva, por los medios y en los momentos razonables. Y a no flaquear jamás, pues en este segundo tramo debemos vencer la natural actitud conservadora de la personas, las mayores por resistencia al cambio y las jóvenes por rebeldía. No es  fácil que el destinatario conciba una crítica constructiva en lo inmediato; pero no importa, porque ya lo sabíamos de antemano y estamos intentando despertar la conciencia  para un cambio de comportamiento.

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A continuación detallamos algunas expresiones de cultura antisocial, con el propósito de fijar, dirigir y sustanciar correctamente los parámetros educativos, disuasivos, correctivos y punitivos; y son las prácticas, los modos y las omisiones de mayor frecuencia, las cuales definen en nuestro país un verdadero flagelo en el tránsito de vehículos:

-Conducir en zigzag, con cambios violentos de carril y sin realizar seña alguna.

-Cruzar los semáforos en rojo, esto es  frecuente y muy difundido en los barrios y avenidas importantes de pueblos y ciudades. En especial, durante la noche, madrugada o feriados.

-Andar en contramano en los barrios, y aunque haya claros carteles indicadores.

-Doblar a la izquierda en los semáforos, en calles de doble mano y cuando las disposiciones de tránsito lo prohíben expresamente.

-Virar en U en cualquier avenida céntrica y también en las autopistas, por ejemplo en la circunvalación y  en la avenida Rafael Núñez de la ciudad de Córdoba.

-Al girar en una esquina, la prioridad le corresponde al peatón, sin embargo, quien cruce la calle con esa ciega convicción es probable que no llegue a viejo.

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