Archivo para diciembre, 2010

Debía viajar lejos, transitando un tramo inevitable del escarpado camino de la precordillera andina; en una parte de este recorrido existe una aldea, que parece alejada del mundo de las personas aglomeradas, con preferencia, en populosos centros urbanos. En una oportunidad de poco tiempo atrás me dieron algunas precisiones de que en ese remoto lugar habitaba la señorita Raquel, aquella maestra del colegio primario, cursado hace más de cuarenta años. Necesitaba preguntar dónde hallarla, pues ya conocía que vivía sola y en una pequeña casa.

Luego de andar muchísimos kilómetros arribé al minúsculo poblado, algunas edificaciones esparcidas, con rojos tejados en pendientes muy pronunciadas y paredes de diversos colores lo conforman. Numerosos pinos y adornados jardines confieren al conjunto un singular paisaje policromo suspendido en el tiempo que transcurre lento y en silencio, como dentro de un cuarto donde se guardan los recuerdos más queridos, con el propósito de que resistan incólumes el paso de los años.

En el ingreso nomás detuve el vehículo frente a una vivienda enclavada en el amplio parque, descendí y caminé unos pasos; al batir las manos pronto asomó un hombre mayor, de  evidente fisonomía aria, remarcada por el acento de su voz al responder mi saludo. (más…)

Una digresión inevitable

La calidad inadecuada y el estado obsoleto de los caminos y rutas   pavimentadas, sin dudas, realizan un “generoso”  aporte  negativo para que sucedan aún más accidentes de tránsito.

Los  caminos y rutas, sujetos al pago de un peaje o no, bien podrían ser de  una sola carpeta asfáltica, con dos carriles en cada sentido, colocando  en el centro un divisorio dispuesto en doble guardarrail de acero, con  un metro de ancho en conjunto. Otro modo sería el de construir esa  división con bloques de hormigón premoldeados de dos piezas, dispuestos en forma de V invertida, con un metro de altura  por  un metro de base; luego rellenado con cemento una parte de su interior.  Porque cuando se construye un pavimento para delinear una ruta, entre  asignarle 9 ó 16 metros de ancho a la carpeta asfáltica no habría una  importante diferencia económica en relación a la inversión global; pero  la segunda alternativa nos permite estructurar una autopista, con el  diseño antes explicitado, aunque no haya sobrado plata para hacer, como  corresponde, las banquinas pavimentadas también; en cambio, en la  primera alternativa no. El procedimiento anterior lo emplean, por  ejemplo, en dos categorías de países: los que tienen poca tierra y mucha  plata, que son los de Europa Occidental; y los que tienen mucha tierra y  poca plata, algunos de éstos corresponden a América de Sur.

La  concesión del peaje no debería ser sólo para que las empresas  favorecidas edifiquen las casillas para el cobro, pinten las rayas y  corten el pasto, como obligación; y el efectivo cobro, como derecho. ¿No  sería demasiada  prerrogativa ceder  gratuitamente, salvo alguna brevísima excepción, a un grupo económico la  “infraestructura del negocio” ya construida y pagada por quienes luego  deberán abonar el costo del peaje; y además asegurarle el monopolio de  un mercado cautivo? (más…)

Se festejaba San Roque; santo Patrono del pueblo. Y era  un sábado por la tarde cuando numerosos participantes de dicho acontecimiento iniciaron un campeonato de truco, como parte de los actos conmemorativos. Unas treinta  parejas dirimían el evento de la timba, en el cual abundaron las exclamaciones de “vaca”, “yegua” y “porca”, y cada una con  electrizantes aditamentos; censurados en este espacio.

Unas dos  horas después la contienda estaba bastante avanzada; en consecuencia,  algunos continuaban en carrera y muchos fueron  eliminados. Entre éstos últimos estaban nuestros amigos del encuentro anterior, los que   pronto decidieron beber y, además, compartir ciertos temas del momento. La sequía aún se abatía con crudeza en la zona. Entonces Tunín gritó: “¡Che mozo, para mí trae una caña, la de los caballos!” Allí, Bartolo y Chiscot prefirieron una ginebra con cola; y sentados a una mesa comenzaron el diálogo:

-Y sigue esta historia de la sequía, ya estoy con deudas hasta el cogote. ¡Pobres los animales, cómo sufren! Trato de calmarlos, pero no hay caso. Imaginen, ayer fui al chiquero de los chanchos y los noté tan flacos, sin barro y tristes; esta escena  me partió el alma. Por eso comencé a hablarles y dije: “muchachos tengan fe, tal vez esta noche llueve, recién lo dijo Eschoyez por la tele…” Y me pareció que empezaron a reírse, pero no sé si de alegría o de mí.-comentó Tunín- (más…)

En pleno verano, un domingo por la tarde cuando el crepúsculo ya se   habia adueñado del horizonte, se encontraron en el boliche del pueblo tres chacareros vecinos y amigos. El tema común y casi excluyente que los apenaba era la prolongada y brutal sequía. Apenas sentados a la mesa correspondía por hábitos  solicitar algo para beber. Entonces Tunín  llamó al mozo y pidió un ajenjo con hielo; Bartolo expresó, «para mí un  potrillo de vino tinto, fresco del pozo  solamente» ; y Chiscot, para dar la contra de entrada nomás gritó: » ¡Yo tomo una grapa doble!»

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Soluciones (continuación)

6- En el estado mecánico y en las condiciones de seguridad; los parámetros respectivos tendrían que figurar contenidos en un cuerpo normativo adecuado. Luego estas leyes estarán para cumplir indefectiblemente por todos y, con ello, lograríamos en este tema, un orden jurídico universal, ecuánime, dinámico y por consiguiente, confiable.

Debería existir un ámbito municipal, o concurrente, de inspección mecánica periódica de los vehículos con que se pretende andar por las calles y rutas; otorgando una oblea que constituya un verdadero “pasaporte” de circulación, exigible ante un eventual control. Con carácter inflexible en casos en que no reúnan las condiciones básicas exigidas. Y donde prevalezca civilizadamente el derecho del conjunto social por sobre la necesidad individual de circular con un medio en mal estado.

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